El mundo musical llora la partida de Roy Ayers, fallecido el 4 de marzo de 2025 a los 84 años tras una larga enfermedad. Su familia lo describió como un artista legendario, un innovador y una figura profundamente humana, cuyo legado trasciende géneros y generaciones. A continuación, un recorrido por su vida y contribuciones:
Infancia y Primeros Pasos Musicales
Nacido en Los Ángeles en 1940, Roy Ayers creció en un entorno donde la música era parte esencial de su vida. Desde temprana edad, quedó marcado por un concierto de Lionel Hampton a los cinco años, donde descubrió el vibráfono, instrumento que definiría su carrera.
Su formación comenzó con clases de piano y canto en el coro de su iglesia, forjando una conexión espiritual con la música. A los 17 años, recibió su primer vibráfono, herramienta que se convertiría en su voz artística. Más tarde, al matricularse en Los Ángeles City College, estudió teoría musical, sentando las bases técnicas para su futuro.
Ascenso al Estrellato
En la década de 1960, Ayers debutó en la escena discográfica colaborando con el saxofonista Curtis Amy. Su álbum debut, West Coast Vibes (1963), bajo el sello United Artists, marcó el inicio de una trayectoria ascendente. Su asociación con el flautista Herbie Mann en tres álbumes para Atlantic Records lo consolidó como figura clave del jazz-funk.
Sin embargo, su consagración llegó en 1973 con la banda sonora de Coffy, película blaxploitation protagonizada por Pam Grier. El tema Everybody Loves the Sunshine, de su álbum homónimo de 1976, se convirtió en un himno atemporal, superando las 130 millones de reproducciones en Spotify e inspirando versiones de artistas como D’Angelo y Robert Glasper.
Ayers destacó por su capacidad para reinventarse. Fundó dos sellos discográficos y mantuvo una producción constante, incluyendo su último álbum en solitario, Mahogany Vibe (2004), y colaboraciones como Roy Ayers JID002 (2020).
Su influencia en el hip-hop fue palpable: Mary J. Blige sampleó su música en My Life, mientras que su estilo melódico permeó en artistas como Erykah Badu y Common. Hasta sus últimos años, su presencia en escenarios y estudios reflejó una energía inquebrantable.
Influencia en la Música Contemporánea
El legado de Ayers se extiende más allá del jazz. Su música ha sido sampleada en cientos de canciones de hip-hop, R&B y electrónica, actuando como un puente entre generaciones. Temas como Everybody Loves the Sunshine encapsulan una mezcla de optimismo y resiliencia, resonando en contextos sociales y culturales diversos. Su habilidad para fusionar jazz, funk y soul no solo definió una era, sino que sigue inspirando a artistas que exploran la intersección entre lo acústico y lo electrónico.
Vida Personal y Legado Familiar
Ayers deja un legado familiar encabezado por su esposa Argerie y sus hijos Mtume y Ayana, quienes heredaron su pasión creativa. Para él, la música era un lenguaje universal, capaz de unir a las personas sin importar fronteras.
Su filosofía se refleja en obras que celebran la vida y la comunidad, como Searchin’ o Running Away. Su familia asegura que, aunque físicamente haya partido, su esencia permanece viva cada vez que alguien descubre sus melodías o se inspira en su arte.
Roy Ayers no fue solo un virtuoso del vibráfono, sino un narrador de emociones colectivas. Su música, cargada de calidez y ritmo, acompañó a millones en momentos de alegría, lucha y reflexión. Desde los clubes de jazz hasta los samples en el hip-hop, su huella es imborrable.
Como afirmó su familia: «Roy no se ha ido; simplemente está tocando en otra dimensión». Y es que, en cada nota de Everybody Loves the Sunshine o en cada riff sampleado, su espíritu sigue iluminando el camino de quienes creen en el poder transformador de la música.
